Ferit, un hombre orgulloso pero profundamente inseguro, sentía el peso aplastante de la presión familiar cuando Seyran se negó a tener un hijo. Aunque amaba a Seyran, no podía escapar de los conflictos internos ni de las expectativas impuestas por su familia. El temor latente sobre la relación entre Seyran y Yusuf, un viejo amigo de ella, crecía cada vez más en su mente. Cada vez que la sombra de Yusuf aparecía en sus pensamientos, su corazón se contraía con una mezcla de celos y duda.
Una noche, una discusión acalorada entre Ferit y Seyran llevó todo al límite. Incapaz de controlar la ira y los celos que lo consumían, Ferit decidió llamar a Yusuf, rompiendo todas las barreras que su orgullo alguna vez había construido. Cuando Ferit lanzó la fría pregunta: “¿Te has acostado con Seyran?”, el aire pareció congelarse. Al otro lado de la línea, Yusuf respondió con calma: “Sí, lo hicimos”. Esa respuesta fue como un golpe mortal, dejando a Ferit paralizado, pero al mismo tiempo hundiendo a Seyran en una tormenta de emociones imposibles de contener.
Seyran miró a Ferit con ojos llenos de dolor y decepción. No podía creer que el amigo en quien había confiado pudiera mentir tan descaradamente. Pero lo que más la lastimó fue que el hombre al que amaba eligiera dudar de ella y creer en las palabras de otro en lugar de en su fidelidad. “No confías en mí, Ferit. Incluso cuando tienes la verdad frente a tus ojos, eliges desconfiar de mí”, dijo Seyran con la voz quebrada, mezclando indignación y desesperación.
Ferit permaneció en silencio, incapaz de encontrar palabras que justificaran sus acciones. Se dio cuenta de que la confianza entre ellos se había roto, dejando un vacío infinito que ninguna explicación podría llenar. Bajo la tenue luz, Seyran se encogió sobre sí misma, con lágrimas deslizándose por sus mejillas. Su corazón parecía romperse en mil pedazos, tanto por la mentira de Yusuf como por las dudas infundadas de Ferit. La distancia entre ellos ahora no solo estaba marcada por reproches, sino también por un dolor profundo y una decepción insuperable.