Seyran se quedó inmóvil, con los ojos abiertos de par en par por la sorpresa al escuchar la voz de Yusuf al otro lado del teléfono. No podía creer lo que acababa de oír. En lugar de decir la verdad, Yusuf, alguien en quien había confiado para respetar la relación entre ellos, eligió mentir. “Sí, Seyran y yo tuvimos una relación,” afirmó Yusuf, con un tono tranquilo como si no considerara las consecuencias de esas palabras.
Esas palabras fueron como un cuchillo afilado clavándose en el corazón de Seyran. Sentía cómo su honor se desmoronaba, y todo el esfuerzo por protegerse a sí misma y su matrimonio se volvía inútil en un instante. Sus labios temblaban, quería hablar para defenderse, pero un nudo en la garganta le impedía emitir palabra alguna. Solo pudo quedarse allí, mirando a Ferit, con los ojos llenos de súplica, rogándole que no creyera en esa mentira.
Ferit, a unos pasos de distancia, miraba fijamente la pantalla del teléfono. Había recibido la respuesta que buscaba, pero en lugar de sentir alivio, un peso aún más grande se apoderó de él. Las palabras de Yusuf parecían confirmar todas las dudas que lo atormentaban, pero al mismo tiempo crearon un abismo entre él y Seyran, uno que no sabía cómo superar.
Seyran sintió que se hundía cada vez más en un dolor sin salida. La mentira de Yusuf no solo había destruido la confianza entre ella y Ferit, sino que también había dejado una herida profunda en su interior. Paso a paso, podía sentir cómo la distancia entre ellos crecía, reemplazando el amor y la comprensión que alguna vez soñó encontrar, con dudas y una desconexión que parecía insalvable.