Ferit salió de casa con una rabia ardiente en su interior, las palabras cortantes de Seyran en su discusión aún resonando en su mente. No podía quedarse quieto, así que decidió ir en busca de Abidin, su fiel amigo. “Necesitamos una noche para olvidar todo,” dijo Ferit, con una mirada decidida. Juntos llegaron a una fiesta elegante, donde la música vibraba y las luces brillaban, borrando todas sus preocupaciones.
En medio de ese ambiente lujoso, Ferit se encontró con Aslı, una amiga de la escuela secundaria. Ella no venía sola, sino acompañada de una joven atractiva y encantadora llamada Ece. La apertura y el carisma de Ece atrajeron rápidamente la atención de Ferit. Las conversaciones ligeras, su mirada juguetona hicieron que él olvidara por un momento su frustración interna. La atmósfera entre ellos se volvió cómoda, como si el mundo exterior ya no importara.
Pero esa breve alegría se desvaneció cuando Pelin apareció inesperadamente, como un torbellino. Se acercó con una mirada llena de furia, y su voz temblaba de ira mientras preguntaba: “¿Qué está pasando aquí, Ferit? ¿Con cuántas más vas a jugar?” Pelin exigió explicaciones, sin dar oportunidad a nadie de responder. Al ver a Aslı y Ece, no dudó ni un segundo en arrastrarlas afuera, decidida a “dejar claro todo.”
Ferit salió corriendo detrás de ellas, tratando de controlar la situación. “Pelin, te estás pasando. Debes disculparte con ellas,” le pidió, con un tono firme pero tranquilo. Pelin se dio la vuelta, y con una mirada desafiante, respondió: “No tengo por qué disculparme con estas desvergonzadas.” Las palabras de Pelin cortaron como un cuchillo, dejando a Ferit en silencio. Finalmente, él se dio la vuelta y se fue, dejando el caos atrás.
Esa noche terminó entre la tensión y las emociones desbordadas. Ferit, atrapado en relaciones complicadas, se dio cuenta de que su vida estaba al borde del colapso. Una gran pregunta lo atormentaba: ¿Estaba destruyendo todo lo que realmente importaba en su vida?