Ferit quería sorprender a Seyran llevándola a su pizzería favorita. Estaba convencido de que el ambiente acogedor del lugar la haría feliz. Sin embargo, su entusiasmo se desvaneció rápidamente cuando entraron y vio a Pelin, quien previamente le había enviado una foto diciendo que estaba cenando con su primo. Para sorpresa de Ferit, Pelin estaba acompañada por un hombre desconocido y otra mujer. Seyran, con su aguda percepción, no tardó en notar la extraña situación y no pudo resistirse a burlarse de Ferit.
“Quizás esta es una cita doble, ¿qué opinas?”, dijo Seyran con un tono sarcástico. A Ferit no le gustó su actitud y respondió de inmediato: “Estás cruzando el límite.” Sin quedarse atrás, Seyran lo desafió: “Llama a Pelin y veamos qué dice.” Ferit, confiado en que Pelin respondería y aclararía la situación, marcó su número. Pero, para su sorpresa, Pelin no contestó. Esto lo hizo sentir engañado y decidió que no podía quedarse callado.
Ferit se levantó y se dirigió directamente a la mesa de Pelin, dejando a Seyran sentada con una expresión entre curiosidad y satisfacción. Al verlo aparecer, Pelin se mostró sorprendida y algo incómoda. “¿Ferit? ¿Qué haces aquí?”, preguntó, tratando de parecer natural. Ferit, visiblemente molesto, le cuestionó: “¿Y tú? Pensé que dijiste que estabas cenando con tu primo.” Pelin intentó justificar la situación diciendo que era un encuentro casual, pero sus palabras no convencieron a Ferit. Él la miró con frialdad antes de darse la vuelta y marcharse.
De regreso a su mesa, Ferit miró a Seyran y le dijo: “Vámonos.” Seyran, aunque quería quedarse para terminar la cena, decidió seguirlo en silencio. Durante el camino a casa, ninguno de los dos dijo una palabra. Sin embargo, Seyran, con una leve sonrisa en el rostro, no consideró que la noche hubiera sido un fracaso total. Se sintió satisfecha al ver que Ferit comenzaba a entender que, en cualquier relación, la honestidad y la claridad siempre son lo más importante.