Ferit había soportado muchas veces la actitud arrogante de Seyran, pero esta vez, su paciencia se agotó. En una noche tensa, después de que Seyran se negara a ceder en una discusión, Ferit decidió darle una lección. Fingió pedirle a Seyran que hiciera algo impensable: “Si crees que eres tan importante, demuéstralo, duerme conmigo ahora mismo”, le dijo con una expresión seria.
Seyran, sorprendida y herida, no sabía que Ferit solo estaba tratando de provocarla para que se diera cuenta de sus límites. Aunque nunca tuvo la intención de llevar a cabo esas palabras, Ferit logró hacer que Seyran reflexionara.
Sin embargo, Seyran no podía olvidar la sensación de haber sido insultada. Al día siguiente, se enfrentó a Ferit: “¿Después de lo que hiciste anoche, ¿puedes fingir que no pasó nada?” Sus ojos brillaban con lágrimas, mezclados con enojo y dolor.
Ferit suspiró, pero no pudo evitar sonreír al recordar cómo Seyran intentó mantenerse tranquila poniéndose el camisón que pensaba que lo haría retroceder. “No pensé que realmente te pondrías esa prenda”, admitió, sin poder evitar una risa.
Seyran, aunque al principio muy molesta, terminó dejándose llevar por la risa de Ferit. Finalmente, también soltó una carcajada. “¡Eres un sinvergüenza!” exclamó, pero en su mirada ya se veía suavidad. Ambos se dieron cuenta de que, aunque diferentes, aún podían encontrar un entendimiento a través de momentos de humor.