Esa noche, el ambiente en la casa estaba pesado y silencioso, como un espacio vacío donde cada uno trataba de ocultar sus verdaderos sentimientos. Seyran entró en la casa sin decir una palabra, manteniendo un silencio firme, aunque su mente estaba llena de pensamientos contradictorios. Ferit caminaba detrás de ella, aunque confiado de que la conversación con el periodista había salido bien, no pudo evitar sentirse incómodo ante la frialdad de su esposa.
“Seyran,” Ferit la llamó por su nombre, con la esperanza de encontrar su mirada. La observó, buscando algún indicio, alguna señal, pero solo recibió silencio. “¿Por qué me ayudaste, si claramente no querías?”
Seyran se detuvo, dándose la vuelta para mirar en dirección contraria a él. No respondió de inmediato, pero cuando habló, su voz era tranquila, sin emociones. “Porque no quiero que el honor de mi familia se vea dañado. Pero no me malinterpretes, Ferit. No hice esto por ti.”
Sus palabras fueron como un golpe directo al orgullo de Ferit. Sintió que le llegaban a un lugar profundo que había ignorado por mucho tiempo. Durante todo ese tiempo, él había dado por sentada la sacrificada ayuda de Seyran, sin darse cuenta de que era una sacrificio importante para ella. En ese momento, Ferit se dio cuenta de que había sido egoísta, que nunca había entendido lo que ella realmente sentía.
El sentimiento de culpa invadió su corazón. No podía negar que, durante todos estos años, había vivido en una especie de autocomplacencia, sin comprender los sacrificios que Seyran había hecho por él. Ahora, enfrentado con la realidad, sabía que si quería salvar su matrimonio, tenía que cambiar. No solo por el periodista, ni por el honor de la familia, sino por Seyran, la única mujer que se había levantado para protegerlo, incluso cuando su propio corazón estaba lleno de dolor.
Ferit se sentó, sumido en sus pensamientos. No dijo nada más, solo miraba por la ventana, con la mente llena de incertidumbre. Sabía que, para aliviar el daño que había causado, tendría que demostrar que merecía su amor. Pero también comprendía que no sería fácil, y que tal vez tendría que empezar desde cero.
Aunque no lo dijera en voz alta, su decisión estaba clara. Ferit sabía que necesitaba hacer más que simplemente pedir disculpas. Tendría que demostrar que podía cambiar, que podía convertirse en el esposo que Seyran merecía, alguien digno de su amor y respeto.