Ferit no podía aceptar la humillación causada por las fotos que el periodista había divulgado. La imagen que había cultivado con tanto esfuerzo, ahora estaba manchada y distorsionada cruelmente. Decidió investigar para descubrir la verdad, pero cuando descubrió que Pelin, alguien en quien había confiado, se había aliado con el periodista para manipular las fotos con el fin de destruir su reputación, todo se volvió aún más amargo. Pelin no solo lo traicionó, sino que también contribuyó a que Ferit fuera completamente destruido ante los ojos del público.
Decidido a enfrentarse, Ferit concertó una cita con el periodista en una cafetería apartada, donde nadie pudiera verlos. La conversación rápidamente se convirtió en un intercambio verbal acalorado. Mientras Ferit le cuestionaba, el periodista solo sonrió con malicia:
“¿Crees que vas a ganar? Ya conocí a tu esposa, y quizás algún día la vuelva a ver. Quién sabe, tal vez se canse de ti pronto.”
Esas palabras fueron como un golpe directo para Ferit. Ya no pudo controlar su ira y atacó al periodista, dejándolo fuera de combate en un abrir y cerrar de ojos. Seyran y Abidin, su amigo cercano, intentaron detenerlo, pero no pudieron. Mientras tanto, un camarógrafo había grabado en secreto todo el incidente, dejando evidencia del altercado.
Las fotos del momento de violencia de Ferit rápidamente se propagaron. La opinión pública no solo se apartó de él, sino que también comenzó a dudar de sus excusas previas. El periodista, que había alcanzado su objetivo, ahora tenía pruebas que podían destruir por completo a Ferit. Él no solo perdió su honor, sino que también tuvo que enfrentar la traición de las personas más cercanas.
Cuando regresó a casa, Ferit llevaba consigo una sensación de amargura. Se dio cuenta de que su orgullo y su determinación ciega lo habían llevado a una trampa de la que ahora no podía salir. Las personas en las que más confiaba se habían vuelto en su contra, y debía enfrentar las consecuencias de sus propios actos.