Suna se escondía detrás de la puerta, con el corazón latiendo con fuerza. Presenció una escena aterradora: Kazim, su padre autoritario, estaba estrangulando a Seyran, su hermana menor, hasta casi dejarla sin aliento. El miedo invadía a Suna, pero junto a él surgió una furia ardiente y feroz.
Sin pensar, Suna corrió y golpeó con fuerza la cabeza de Kazim. Él cayó al suelo, inconsciente. En ese instante, Suna se sintió como si estuviera flotando en el aire. Estaba asustada pero también eufórica; temía lo que sucedería después, pero se sentía feliz de haber protegido a su hermana.
Seyran, después de escapar del peligro, abrazó fuertemente a Suna. Ambas temblaban de miedo, pero también se sentían llenas de una sensación de seguridad al estar juntas. No sabían si Kazim había muerto, pero sabían que era la primera vez que se atrevían a enfrentarse a él.
En los días siguientes, la familia Sanli cayó en el caos. La policía fue llamada y comenzó una investigación. Kazim fue trasladado al hospital en estado crítico. Suna y Seyran fueron convocadas a la comisaría para dar sus declaraciones.
Mientras esperaban el resultado de la investigación, Suna y Seyran tuvieron mucho tiempo para reflexionar sobre su futuro. Se dieron cuenta de que no podían seguir viviendo bajo la opresión de Kazim. Necesitaban encontrar una forma de escapar de esa familia.
Con la ayuda de un amigo cercano, Suna y Seyran planearon huir de casa. Reunieron algunas pertenencias necesarias y se marcharon silenciosamente en una noche oscura.