Marta, sintiéndose herida y angustiada, decidió visitar a Fina en la cárcel. No podía soportar ver a su amiga en esa situación y fue acompañada por Damián para darle su apoyo. Cuando se quedaron a solas, Marta no pudo contener sus emociones. La abrazó con fuerza y le preguntó con preocupación: “¿Estás bien?” Fina, con los ojos llenos de lágrimas, respondió suavemente: “Estoy bien. Pero creo que Santiago fue quien me denunció. Él solo nos vio juntas.”
Marta, decidida, prometió encontrar una manera de convencer a Santiago para que retirara la denuncia. Sin embargo, Fina la detuvo, con una mirada llena de preocupación: “No lo hagas, Marta. Si lo haces, solo te perjudicarás. Hemos luchado tanto por este amor.” Las palabras de Fina dejaron a Marta en silencio, dándose cuenta de que no podía permitir que Fina sufriera más por las acciones de Santiago.
Cuando la policía les informó que el tiempo de visita había terminado, Fina sintió que todo a su alrededor se desmoronaba. No podía entender por qué su amor tenía que enfrentarse a tantas pruebas, pero eso solo la hacía más fuerte en su determinación de proteger el amor que tanto le había costado conseguir. La sensación de pérdida y la preocupación por el futuro la envolvían, y no podía evitar pensar que su amor podría estar a punto de desmoronarse.