Fina se sentía perdida en un cruce de caminos en su vida. Tras la repentina muerte de su padre, una sensación de vacío y soledad la envolvía. Su padre había sido la única persona en la que confiaba y de la que dependía, por lo que, cuando él falleció, Fina sintió como si estuviera perdida en un mundo lleno de preguntas sin respuesta. Cada día pasaba, y ella sentía que caminaba por una noche interminable, sin luz.
Una mañana, mientras Fina estaba sentada en su oficina, recibió una nueva tarea de su jefe: guiar a Santiago, un nuevo empleado comercial. Para Fina, era solo una tarea más, nada especial. Sin embargo, cuando conoció a Santiago por primera vez, notó algo diferente. Santiago, con su carácter optimista y su energía, no era como las personas que había conocido antes. Tenía un atractivo natural, pero no era una atracción superficial, sino una fascinación que surgía de su sinceridad y actitud positiva.
Santiago no sabía nada del dolor que Fina estaba atravesando, pero su presencia parecía aliviar un poco el vacío que sentía en su corazón. Siempre sonreía, no tenía reparos en ayudarla y le traía historias divertidas, momentos de relajación que hacía mucho tiempo que ella no experimentaba. Aunque el trabajo seguía siendo estresante y agitado, Fina comenzó a sonreír de nuevo, una sensación que hacía mucho no sentía.
A medida que su relación se fue desarrollando, Fina se dio cuenta de que la conexión con Santiago no solo se limitaba al trabajo. Cada vez que conversaban, Fina sentía que podía abrir su corazón y compartir cosas que nunca antes había dicho. Santiago, con palabras sinceras de aliento y una escucha paciente, le hizo entender que no estaba sola. No solo era un compañero de trabajo, sino alguien que le traía paz en su alma.
Y entonces, algo más profundo comenzó a surgir entre ellos. Fina se dio cuenta de que la conexión que sentía con Santiago no era algo que pudiera dejar ir fácilmente. Sus sentimientos por él, aunque recién comenzaban, eran intensos y verdaderos. Fina se preguntaba si esta relación podría ser un nuevo comienzo que la ayudara a superar el dolor de la pérdida y encontrar la felicidad.
Santiago, aunque no lo decía, también sentía el cambio en Fina. No solo era alguien que la ayudaba en el trabajo, sino un amigo confiable, siempre dispuesto a compartir en los momentos en los que ella se sentía vulnerable. Su relación comenzó a ser algo imposible de separar, y Fina se dio cuenta de que ya no tendría que enfrentarse sola a toda la tristeza que sentía. Santiago le mostró que había cosas hermosas y nuevas esperando por ella, incluso cuando todo parecía haberse derrumbado.
Con el apoyo y la sincera amistad de Santiago, Fina comenzó a ver la luz al final del túnel. ¿Podría esta conexión llegar a convertirse en un amor más profundo? ¿O sería simplemente el comienzo de un nuevo capítulo en su vida, en el que Fina podría encontrar nuevamente su ser y sanar las heridas de su alma? Aunque no tenía una respuesta definitiva, Fina sabía que algunas cosas valiosas en la vida no necesitan ser apresuradas, sino que solo requieren paciencia para crecer con el tiempo.