Miriam estaba sentada frente a Joaquín en una pequeña cafetería, sosteniendo una taza de café caliente entre sus manos, mirando distraída por la ventana. Sentía la incertidumbre en su interior, pero sabía que tenía que compartir lo que estaba guardando. Finalmente, después de un breve silencio, habló: “Joaquín, necesito contarte algo. Mi exnovio se ha puesto en contacto conmigo. Quiere volver y me ha pedido que lo piense.”
Joaquín la miró durante unos segundos, sin mostrar celos ni molestia. Simplemente respondió con calma: “Creo que deberías hacer lo que te haga más feliz.” Sus palabras tranquilas sorprendieron a Miriam, quien no esperaba esa reacción. Había temido la ira o el rechazo de Joaquín, pero él parecía sereno, apoyando su derecho a tomar la decisión que considerara mejor.
Miriam no sabía cómo interpretar sus emociones en ese momento. Se preguntaba si Joaquín quería que se quedara con él o si simplemente, como un buen amigo, quería que ella tomara la decisión que la hiciera feliz. Miró a los ojos de Joaquín, tratando de encontrar alguna señal, pero su mirada seguía siendo imposible de leer.
La comprensión y el respeto de Joaquín hicieron que Miriam se sintiera aún más confundida. ¿Podría él estar sintiendo algo por ella que aún no había admitido? Sentía su preocupación y cariño, pero no sabía si realmente Joaquín deseaba estar con ella o si simplemente quería que eligiera lo que sentía que era lo correcto. En su interior, las preguntas sin respuesta seguían dando vueltas, manteniéndola atrapada en una maraña de emociones inciertas.