En la casa de los Merino, Gema comenzó a notar que algo no estaba bien. Joaquín, su esposo, se había vuelto más distante con el paso de los días. Ya no la miraba a los ojos como antes, y sus noches de insomnio no pasaban desapercibidas. Gema, sintiendo una mezcla de preocupación y desconfianza, decidió que debía descubrir qué estaba pasando. Una noche, cuando Joaquín se había quedado dormido después de otra de sus largas noches sin descanso, Gema se armó de valor y tomó su móvil.
Al principio, su intención era solo ver si él había recibido algún mensaje importante, pero lo que encontró la dejó helada. Un mensaje de Miriam, una mujer con la que Gema ya sospechaba que Joaquín podría estar involucrado, apareció en la pantalla: “¿Cuándo volveremos a vernos?” La frase fue como un golpe directo al corazón de Gema. Los pedazos de confianza y amor que había depositado en Joaquín se rompieron instantáneamente. Sin embargo, en lugar de confrontarlo de inmediato, Gema decidió no hacer ningún movimiento precipitado. Se sentó en el borde de la cama, con las manos temblorosas, pensando en cómo manejar la situación.
Fingiendo normalidad, Gema empezó a planear lo que ella misma consideraba su venganza. Sabía que no podía dejar que Joaquín saliera impune, pero también quería que él sufriera las consecuencias de su traición. Por las noches, cuando Joaquín salía a “trabajar” o “reunirse con amigos”, Gema comenzaba a hacer planes discretos. Ella sabía que su tiempo llegaría, y cuando fuera el momento adecuado, Joaquín conocería la verdad de lo que había causado.
Mientras tanto, Joaquín se sentía atrapado en su propia mentira. Sabía que Gema había comenzado a sospechar, pero no sabía si debía confesarle la verdad o seguir ocultando su infidelidad. La culpa lo devoraba, pero el miedo a perder todo lo que había construido con Gema lo mantenía en silencio. Cada día, su vida se volvía más insoportable, pero no se atrevía a dar el paso hacia la verdad. La situación entre ellos solo se hacía más tensa, mientras Gema, con una calma inquietante, planeaba el momento de su venganza.