A pesar de que Seyran intentó mantener a Ferit a su lado con un beso, él decidió irse a América, abandonando todos sus sentimientos en busca de un nuevo comienzo. Ferit cree que quedarse solo traería más dolor a ambos. Seyran observa con dolor cómo Ferit se aleja, sintiendo que toda esperanza se desmorona y su corazón queda vacío, como si el vínculo entre ellos hubiera sufrido una herida profunda. Al salir del aeropuerto, Seyran y Yusuf reciben una llamada urgente de la mansión que informa que Halis Korhan se ha desmayado y ha sido llevado al hospital, lo que agrava la confusión y la preocupación de Seyran.
Mientras tanto, Seyran comparte con su hermana Suna que besó a Ferit como un último intento de retenerlo. Suna se sorprende ante los profundos sentimientos de Seyran hacia Ferit y la apoya. Ambas, junto con Hattuş, van al hospital para estar al lado de Halis Korhan, donde Seyran lleva en su corazón el remordimiento de no haber podido detener a Ferit y la preocupación por la salud de Halis.
En el hospital, Halis Korhan, al comenzar a recuperarse, pregunta a Seyran sobre el paradero de Ferit. Cuando Seyran duda en decir la verdad, Ferit aparece inesperadamente. Entre ellos se crea un silencio profundo, y finalmente Ferit abraza a su abuelo, disipando años de resentimientos y malentendidos del pasado. Sin embargo, cuando se vuelve hacia Seyran, recibe una explicación fría: ese beso fue solo un gesto para hacer que él regresara, lo que intensifica la confusión en su corazón y su creciente interés por ella.
El conflicto en la familia se complica aún más cuando Kazım exige que Seyran regrese a su casa, y ella acepta de mala gana ante la sorpresa de todos. Esta decisión enfurece a Halis, ya que siente que Kazım solo genera más problemas para la familia. En medio de la tensión y la presión de todas partes, Seyran siente que ha llegado el momento de tomar el control de su propia vida, marcando un giro dramático en su relación con Ferit, que afecta profundamente a toda la familia.