El sol de la tarde iluminaba los jardines, pero la atmósfera estaba cargada de tensión. Julia, furiosa y decidida, avanzó hacia el Capitán de la Mata, que permanecía inmóvil, sin mostrar signos de preocupación. Con voz temblorosa por la indignación, le gritó:
¿Cómo te atreves a aliarte con José Juan para lucrarte de mi boda con Curro?
Sus palabras cortaron el aire, pero el Capitán no se inmutó. Con una sonrisa fría y calculadora, respondió sin prisa:
Todos tenemos un precio, Julia. ¿Cuál es el tuyo?
Julia no se dejó intimidar por la calma del Capitán. Sabía que detrás de su fachada de control se escondía una traición mucho más profunda. Su mirada era firme mientras le contestaba con determinación:
No te equivoques, Capitán. La verdad tiene un poder mucho mayor que tu dinero o tus planes.
Julia estaba dispuesta a exponer la traición, convencida de que la verdad, aunque dolorosa, sería más destructiva que cualquier maniobra o estrategia que pudieran tener.
El Capitán, al ver la firmeza en los ojos de Julia, se mostró por primera vez ligeramente desconcertado. Intentó mantener la calma, pero sus palabras se hicieron más sombrías cuando respondió:
No eres tan ingenua como parece.
Julia, sabiendo que había tocado un nervio sensible, no dudó en continuar:
Sé más de lo que imaginas. Sé lo que realmente está pasando entre tú y José Juan.
La respuesta de Julia hizo que el Capitán vacilara, algo que rara vez le ocurría. Julia aprovechó ese momento para añadir, con voz baja pero llena de autoridad:
Sé que no es solo una cuestión de dinero. La alianza entre tú y él va mucho más allá de eso.
El Capitán, al darse cuenta de que la verdad estaba a punto de salir a la luz, intentó ocultar su desconcierto, pero fue demasiado tarde. Julia, con una sonrisa segura, sabía que había destapado un secreto mucho más oscuro y peligroso de lo que jamás habría imaginado, y ahora estaba dispuesta a enfrentarlo.