La Promesa: El Confrontamiento en la Mesa, Jana Frente a Lorenzo

Jana entró en el comedor de la casa de los Luján con el corazón lleno de preocupación. Aunque había intentado prepararse para una cena tensa, no podía evitar sentir una gran ansiedad que la envolvía. Cada paso que daba parecía alargar aún más la tensión en el aire. Frente a la familia Luján, conocidos por sus juicios severos, Jana sabía que esta reunión no sería fácil. Sin embargo, cuando se sentó a la mesa, la mirada de Lorenzo, conocido por su carácter firme e implacable, nunca se apartó de ella.

Durante toda la cena, Lorenzo no pudo contener su irritación y comenzó a interrogar a Jana sobre su pasado, su familia y su comportamiento. Sus preguntas no solo eran punzantes, sino también cargadas de críticas, lo que hacía que Jana se sintiera como si estuviera siendo torturada. Su paciencia se agotó, y finalmente no pudo más. Se levantó, mirando a Lorenzo con una expresión desafiante, y respondió con voz firme: “¡Usted no tiene derecho a juzgarme, Lorenzo!” Sus palabras fueron como una bofetada para él, y la atmósfera en la sala se volvió aún más tensa.

Lorenzo, incapaz de creer que Jana se atreviera a plantarle cara, se puso rojo de ira. No esperaba que ella respondiera de esa manera. Sin embargo, este enfrentamiento dejó a Manuel, su prometido, en una situación incómoda. Aunque veía la injusticia que Jana estaba sufriendo, tampoco quería perjudicar a la familia Luján. Solo podía guardar silencio, pero en su interior, el conflicto entre la razón y la emoción comenzaba a ser insoportable.

Después de la cena, la tensión era palpable. Manuel no pudo soportar más la humillación que Lorenzo le había hecho a Jana. La apartó de la mesa y, en un aparte, comenzó una fuerte discusión con Lorenzo. Manuel, furioso, le preguntó: “¿Por qué la humillaste así? ¡Ella no se merece ese trato!” Pero Lorenzo, con un tono sarcástico, respondió: “Ella es solo una persona sin educación. No hay nada digno de respeto en ella.” Sus palabras fueron como un golpe al corazón de Manuel. Intentó mantenerse sereno, pero la delgada línea entre la razón y la emoción se volvía cada vez más difícil de sostener.

Este enfrentamiento no fue solo una discusión entre dos hombres, sino una batalla psicológica con Jana atrapada en el medio. La tensión entre ellos estaba escalando y las grietas en la familia Luján comenzaban a hacerse evidentes.

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