La Promesa: Catalina y Adriano, Un Pasado que Se Niega a Morir

Pelayo caminaba nervioso por los largos pasillos de la mansión, con los ojos llenos de preocupación. “Si Adriano regresa, ¿qué vamos a hacer?” Se detuvo frente a Catalina, su voz temblorosa.

Catalina, sentada junto a la ventana con un pañuelo bordado en las manos, frunció ligeramente el ceño. “Te preocupas demasiado. Adriano no sabe nada del niño. Desapareció hace mucho tiempo y no va a volver.”

Pelayo la miró, incapaz de ocultar su duda. “¿Y si lo sabe? Catalina, tienes que estar preparada.”

Catalina lo descartó con un gesto, tratando de mostrarse indiferente. Pero cuando Martina, su mejor amiga, le preguntó de improviso: “¿Y qué hay de tus sentimientos por Adriano? Si regresa, ¿qué harías?”, Catalina se quedó paralizada.

Esa noche, sola en su habitación, tuvo que enfrentarse a la verdad que había intentado enterrar durante tanto tiempo. Adriano no era solo un hombre del pasado; era alguien que una vez destrozó su corazón. Pero ahora, ella ya no era la misma mujer débil de aquellos años.

Sin embargo, Adriano había regresado de verdad, y lo hacía con un propósito claro. No solo quería recuperar la custodia de su hijo, sino también vengarse de la mujer que lo había traicionado. Adriano apareció en la mansión con una actitud fría y peligrosa, despertando el recelo de todos a su alrededor.

Lo que Adriano no sabía era que, en las sombras, otra fuerza estaba observando todos sus movimientos. Esa persona no se preocupaba por el niño ni por los conflictos personales entre Adriano y Catalina. En cambio, veía una oportunidad de aprovechar el regreso de Adriano para cumplir sus propios objetivos, objetivos que podían destruir a todos en la mansión.

Cuando Catalina se enfrentó a Adriano por primera vez después de tantos años, sus ojos eran fríos, pero contenían una furia ardiente. “¿Creíste que desaparecería para siempre?” dijo Adriano con una voz tranquila, pero cargada de amenaza.

Catalina no se inmutó. Había preparado su mente para este enfrentamiento. Pero lo que no podía imaginar era que la lucha por la custodia del niño sería solo el comienzo de una serie de intrigas, traiciones y oscuros secretos que pronto saldrían a la luz en la mansión.

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