Maria comienza a soñar con una vida de lujo tras encontrar el dinero en el ático. Aunque esa cantidad de dinero era solo una pequeña parte de una fortuna, despierta en ella un deseo ardiente de una vida diferente. Imagina vivir en una mansión, vestir ropa cara y asistir a fiestas extravagantes. Salvador, el hombre que siempre ha admirado, parece ser la llave para acceder a ese mundo que siempre había soñado. Maria no puede evitar pensar en lo maravilloso que sería vivir al lado de Salvador, disfrutando de una vida llena de comodidades y riquezas. Su mente empieza a llenar de fantasías sobre un futuro brillante que parece al alcance de su mano.
Mientras Maria sueña con la vida de lujo, Catalina y Pelayo intentan relajarse en un viaje a los baños termales. Sin embargo, Catalina no puede evitar sentirse intranquila por la reunión que tendrá con el Sr. Cavendish, un hombre cuya presencia la incomoda sin saber exactamente por qué. Aunque parece una cita casual, Catalina tiene una corazonada de que algo no está bien. El malestar que siente no la deja descansar, y su intuición le dice que esa reunión no será tan inocente como parece. Cada paso que da hacia el encuentro la llena de preocupación, y los nervios la invaden.
Mientras tanto, Lope enfrenta sus propios temores. Ha estado enamorado de Vera por mucho tiempo, pero sus sentimientos siempre han estado bloqueados por su timidez e inseguridad. A pesar de haber decidido varias veces confesar su amor, Lope nunca ha tenido el valor de hacerlo. Temía que su vulnerabilidad lo hiciera parecer débil ante Vera, y que ella no respondiera de la manera en que él esperaba. Estos sentimientos lo atormentan, y la duda lo paraliza. Cada vez que lo intenta, su miedo a no ser correspondido lo detiene, dejando a Lope atrapado en su propio deseo sin poder expresarlo.