La noche caía y la habitación de Ferit y Seyran estaba impregnada de una atmósfera tensa. La acalorada discusión que acababa de tener lugar había dejado una profunda distancia entre ambos. Seyran, con una expresión llena de orgullo, intentaba mantener su postura, mientras que Ferit se sentía agotado por su actitud.
Para darle una lección a Seyran, Ferit decidió hacer una broma. Se acercó a ella con una mirada llena de insinuaciones y, con tono juguetón, le dijo: “Sabías que te ves realmente atractiva con ese pijama”. Seyran se sobresaltó, su rostro se enrojeció de rabia. No podía creer que Ferit pudiera decir algo así después de su pelea.
“¿Me estás tomando el pelo?”, preguntó Seyran, con la voz temblorosa. “¿Después de todo lo que ha pasado, aún puedes decir algo así?”
Ferit sonrió con picardía. “¿Por qué no? ¿No te gusta?”
Seyran no podía creer lo que escuchaba. Se sintió profundamente herida por las palabras de Ferit. No entendía por qué él podía tratarla de esa manera.
“¡Eres increíble!”, gritó Seyran. “Después de todo lo que has hecho, ¿puedes actuar como si nada hubiera pasado?”
Ferit no esperaba que Seyran reaccionara de esa manera. Intentó calmarla diciendo: “Solo estaba bromeando, no te enojes así.”
“¿Bromeando?”, repitió Seyran con tono sarcástico. “¿Crees que voy a creer en tus bromas? No puedes tratarme como si fuera un juguete.”
Ferit guardó silencio. Se dio cuenta de que había ido demasiado lejos. No podía imaginar que una broma inocente pudiera causar tantas consecuencias.
Después de un momento de silencio, Ferit habló: “Lo siento. No tenía intención de hacerte daño.”
Seyran lo miró fijamente, sin decir nada. No sabía si podía creer en sus disculpas.
“De verdad, no podía imaginar que te pondrías ese pijama”, continuó Ferit, intentando explicar.
Al recordar la situación, una sonrisa apareció de repente en el rostro de Ferit. No pudo evitar reírse. Seyran lo miró, sus ojos aún llenos de ira, pero poco a poco, también comenzó a sonreír.
Se miraron durante un largo rato, y aunque no podían negar los sentimientos encontrados, la sonrisa llena de Ferit hizo que Seyran no pudiera evitar sonreír.
Ambos entendieron que la broma de Ferit había provocado una discusión innecesaria. Sin embargo, también les ayudó a darse cuenta de que todavía se querían mucho.
Esa noche, hablaron durante horas, compartiendo sus pensamientos y sentimientos más sinceros. Y al final, hicieron las paces.
La historia de Ferit y Seyran nos muestra que, en el amor, los malentendidos y las bromas involuntarias pueden causar daños profundos. Sin embargo, si ambos saben escucharse y entenderse, podrán superar cualquier dificultad y construir una relación duradera.