Kazim comenzó a percibir una alteración en su hogar. La desaparición misteriosa de Suna, la hermana de Seyran, había dejado un gran vacío en su corazón. Kazim creía que Seyran sabía más de lo que decía y que había ayudado a su hermana a escapar.
La mirada desconfiada de Kazim ahora se centraba siempre en Seyran. Cada uno de sus movimientos y gestos era vigilado de cerca. Orhan, el hijo mayor de Kazim, y Ifakat, su esposa fiel, fueron asignados a investigar minuciosamente, buscando pruebas que pudieran demostrar la implicación de Seyran.
Seyran sentía claramente el cambio en el ambiente de su hogar. Cada paso que daba era como caminar sobre una cuerda floja; el más mínimo error podría poner en peligro a ella y a Suna. Debía ser extremadamente cautelosa, ocultando a Suna en un lugar seguro dentro de la misma casa, mientras trataba de demostrar su inocencia.
Suna, escondida en una habitación secreta, siempre se preocupaba por el destino de su hermana. Sabía que, por su culpa, Seyran estaba enfrentando muchas dificultades y peligros. Prometió a sí misma que pronto encontraría una forma de salir de allí para no causar más problemas a su hermana.
Mientras tanto, Kazim se volvía cada vez más frenético. Sospechaba de todos los que le rodeaban, incluso de los sirvientes más cercanos. Estaba dispuesto a hacer todo lo necesario para encontrar a Suna y castigar a Seyran.
La tensión alcanzó su punto máximo cuando uno de los sirvientes descubrió una pequeña pista sobre el paradero de Suna. Kazim ordenó que se registrara toda la mansión de inmediato. Seyran y Suna estaban al borde de ser descubiertas en cualquier momento.
En ese momento crítico, Seyran ideó un plan audaz. Decidió enfrentarse a Kazim por sí misma, contarle la verdad y pedirle perdón por Suna. Sin embargo, su plan podría tener consecuencias imprevisibles.
¿Podrá Seyran proteger a su hermana? ¿Cómo reaccionará Kazim al conocer la verdad? ¿Y podrá la familia Korhan superar esta crisis?