El sol aún no había comenzado a lanzar sus primeros rayos sobre la cima de la montaña cuando Seyran y Ferit se encontraron en silencio en el jardín tranquilo. Sus miradas se cruzaron, llenas de determinación y preocupación. “Debemos actuar rápidamente,” dijo Ferit, con la voz áspera por la ansiedad. El plan de secuestrar a Suna para ayudarla a escapar de su matrimonio forzado con Kazim era extremadamente arriesgado, pero no había otra opción.
Seyran asintió, sus ojos brillando con determinación. Sabía que las consecuencias serían graves, pero no podía dejar que Suna cayera en manos de Kazim. “Debemos hacerlo,” dijo con firmeza. “Por la felicidad de Suna.”
A la mañana siguiente, Seyran se dirigió a ver a Suna, con el corazón latiendo fuertemente. Intentó mantenerse tranquila, pero Suna fácilmente notó la preocupación en sus ojos. “¿Qué vas a hacer?” preguntó Suna, con la voz temblorosa. Seyran tomó la mano de Suna y le explicó suavemente su plan. Al principio, Suna sintió miedo, pero luego comprendió que esta era la única oportunidad para escapar de su vida actual.
Con la ayuda de Ferit, Seyran y Suna escaparon de la mansión de forma segura. Fueron a casa de Pelin, la amiga cercana de Seyran, quien las recibió calurosamente. Finalmente, Suna se sintió segura y feliz. Sin embargo, la amenaza de Kazim aún no había terminado.