Luz estaba sentada junto a la ventana, la luz del atardecer teñía su cabello castaño. Sus brazos abrazaban con fuerza una taza de café frío, mientras sus ojos miraban hacia lo lejos. Los pensamientos giraban en su mente sin encontrar una salida.
Recientemente, Luz había descubierto una verdad impactante: el hombre que acababa de aparecer en su vida, Alberto, era su padre biológico. Alberto la había abandonado a ella y a su madre cuando era muy pequeña, sin ninguna explicación. Ahora, él había regresado, trayendo consigo disculpas y el deseo de rehacer todo.
Luz se sentía como si estuviera parada en una encrucijada. Por un lado, estaba la curiosidad sobre su padre, a quien nunca había conocido; por el otro, el dolor y la ira por lo que él había hecho a su madre. No sabía cómo enfrentar todos estos sentimientos contradictorios.
En su confusión, Luz acudió a Begoña, su amiga más cercana. Begoña era una mujer inteligente que siempre sabía cómo escuchar.
“No entiendo por qué aparece ahora,” dijo Luz con la voz entrecortada. “Después de tantos años, ¿cree que puede entrar fácilmente en mi vida así?”
Begoña puso su mano sobre el hombro de Luz y dijo suavemente: “Sé que esto es muy difícil para ti. Pero intenta entender que cada persona tiene sus propias razones.”
“¿Pero qué razón puede justificar que él nos haya abandonado a mamá y a mí?” preguntó Luz, con la voz llena de dolor.
Begoña guardó silencio por un momento y luego continuó: “Tal vez él también se arrepiente de lo que hizo. Tal vez quiera corregir sus errores.”
Luz negó con la cabeza. “No sé en qué creer ya. Me siento tan confundida y asustada.”
Begoña miró a Luz a los ojos y dijo: “Entiendo cómo te sientes. Pero recuerda que tienes derecho a elegir. No tienes que tomar decisiones apresuradas. Tómate el tiempo para pensar bien, escuchar a tu corazón.”
El consejo de Begoña fue como un bálsamo tranquilizador para Luz. Ella se dio cuenta de que no tenía que apresurarse en dar una respuesta. Tenía el derecho de elegir, el derecho de decidir su propia vida.
En los días siguientes, Luz pasó mucho tiempo pensando en todo. Investigó sobre el pasado de su padre, tratando de entender por qué él la había abandonado. También pasó tiempo conversando con Alberto, intentando comprender mejor a este hombre.
Finalmente, Luz tomó su decisión. No fue una decisión fácil, pero fue la más correcta para ella en ese momento.