Digna, con su apariencia débil pero con una voluntad de hierro, decidió proteger a su familia y sus bienes a toda costa. Sabía que Jesús, con su inteligencia y ambición, representaba una gran amenaza. Para eliminar a este competidor, Digna ideó un plan audaz.
Se acercó a Don Pedro, un influyente inversionista que parecía muy interesado en ella. Con su atractivo y astucia, Digna logró ganarse el favor de Don Pedro. Una vez establecida una relación, Digna comenzó a revelar lentamente los secretos del proyecto de Jesús. Aseguró que la idea que Jesús estaba persiguiendo era solo una copia de los estudios de la familia Merino.
Don Pedro, quien valoraba mucho la originalidad y la creatividad, se enfureció al conocer la verdad. Se sintió engañado y decidió retirarse del proyecto de Jesús. Con la caída de un aliado clave, Jesús se encontró en una situación difícil.
Sin embargo, Digna sabía que Jesús no se rendiría tan fácilmente. Con su inteligencia y talento, Jesús seguramente encontraría una forma de salvar el proyecto. Por lo tanto, ella y Luis, su esposo siempre a su lado, idearon un plan de defensa. Predijeron que Jesús buscaría la ayuda de alguien más, posiblemente otro competidor o un nuevo inversionista.
Para hacer frente a los posibles escenarios, Digna y Luis reforzaron la protección de los bienes de la familia y comenzaron a recopilar más información sobre los competidores. También se pusieron en contacto con otros inversionistas para advertirles sobre la deshonestidad de Jesús.
La lucha entre Digna y Jesús se volvía cada vez más tensa. Ambos empleaban todos los medios a su alcance para ganar. Digna enfrentaba los actos de venganza de Jesús, mientras que Jesús luchaba por salvar su carrera.