En la quietud de la noche, la casa de Marcelo parecía más sombría de lo habitual. La única luz provenía de una lámpara que titilaba débilmente sobre la mesa, donde él y Teresa se sentaban, inmóviles, en una tensa quietud. Teresa, acostumbrada a la serenidad de su esposo, notaba que algo no estaba bien. Marcelo, usualmente tranquilo y seguro, había estado distante durante los últimos días, como si alguna sombra lo acechara. Cuando finalmente habló, sus palabras fueron cargadas de una preocupación que Teresa jamás había escuchado antes.
“Teresa, hay algo que no te he contado,” comenzó Marcelo, su voz temblorosa a pesar de sus intentos de mantenerla firme. “El Duque de Carril… su visita no fue casual. Él sabe más de lo que creemos. Y temo que… temo que algo de mi pasado salga a la luz.”
Teresa lo miró fijamente, un nudo en el estómago formándose al escuchar esas palabras. El Duque de Carril, un hombre cuya influencia se extendía por toda la región, había aparecido de manera inesperada en su vida. Aunque Marcelo trataba de desviar la conversación, Teresa no podía ignorar la sensación creciente de que algo mucho más oscuro estaba involucrado.
“¿Qué significa todo esto, Marcelo?” Teresa preguntó, su voz apenas un susurro. “¿Qué secretos tienes que el Duque pueda descubrir? Sabes que no hay nada que puedas ocultar de mí.”
Marcelo evitó su mirada, jugueteando nerviosamente con su copa de vino. Un silencio incómodo se instaló entre ellos antes de que finalmente hablara.
“El padre de Vera… tiene más que ver con mi vida de lo que imaginas,” confesó finalmente, su voz cargada de una tensión palpable. “Él estuvo involucrado en algo que nunca quise que saliera a la luz. Algo que, si el Duque lo sabe, podría destruir todo lo que he construido. Si la verdad se descubre, no solo perdería a Vera, sino que perdería todo.”
Las palabras de Marcelo golpearon a Teresa como un martillo. El padre de Vera, quien siempre había sido una figura distante y enigmática, tenía un papel más oscuro en la vida de su esposo de lo que jamás había imaginado. La sorpresa y la intriga se reflejaron en los ojos de Teresa, pero sabía que este no era el momento para hacer más preguntas. Marcelo no estaba listo para revelar todo.
“¿Qué vas a hacer?” Teresa preguntó con una mezcla de preocupación y desesperación. “¿Qué pasa si el Duque decide ir más allá? Si ese secreto se destapa…”
Marcelo se quedó en silencio, su mente llena de pensamientos caóticos. La amenaza del Duque era inminente, y él sabía que cualquier paso en falso podría costarle más de lo que estaba dispuesto a perder. El peso de su secreto, que había mantenido oculto durante años, amenazaba con desmoronarlo todo.
“Haré lo que sea necesario, Teresa,” dijo con voz baja, pero llena de determinación. “No dejaré que ese secreto se salga de mi control. Haré lo que sea necesario para proteger nuestra vida, nuestra familia.”
El miedo en sus ojos era palpable, pero también lo era su determinación. Teresa no sabía hasta dónde llegaría Marcelo para proteger su oscuro pasado, pero intuía que el hombre que tenía frente a ella estaba dispuesto a cruzar cualquier límite, incluso si eso significaba sacrificar todo lo que amaba.
La noche avanzaba, y con ella, el secreto de Marcelo seguía siendo un peso invisible, acechando en las sombras de su vida. La presencia del Duque de Carril solo hacía que esa carga se sintiera más cercana, más amenazante. Y mientras Marcelo luchaba por mantener todo bajo control, Teresa se encontraba atrapada en una red de mentiras y secretos que podría cambiar su vida para siempre.