Desde que descubrió la relación entre Seyran y Yusuf, Korhan no podía dejar de pensar que su esposa aún tenía sentimientos por el joven de Antep. A pesar de que intentaba convencerse a sí mismo, no podía borrar esa imagen de su mente. Esto se volvía más grave cuando Yusuf no dejaba de buscar formas de regresar con Seyran.
Una tarde, cuando Ferit miró por la ventana y vio a Yusuf conversando cómodamente con Kazim, algo en su interior se encendió. Pero cuando sus ojos se encontraron con la escena de Seyran de pie junto a su padre y su exnovio, Ferit no pudo contenerse más. La rabia se desató con fuerza, llevándolo a correr hacia su habitación y comenzar a destruir todo a su paso: sillas, cuadros, cajas, todo volaba por el aire. Ferit perdió completamente el control.
Su furia no solo era la reacción de un esposo herido, sino también la manifestación de los conflictos profundos con los que nunca había confrontado. Después de un largo silencio entre los escombros y objetos rotos, Ferit se dio cuenta de que esas rabias lo estaban destruyendo a él mismo, haciéndolo perder lo que más valoraba en su vida.