En el tenso ambiente de la casa, Orhan no podía quedarse quieto viendo cómo todo se desmoronaba. Cada palabra de Kazim era como una flecha, clavándose directamente en su corazón, pero sabía que no podía dejar que esta tensión continuara. Entendía que, si no actuaba de inmediato, no habría oportunidad de salvar nada.
Con determinación y preocupación en su interior, Orhan sacó a Kazim del salón, donde todas las miradas estaban fijas en ellos. “Piensa en Halis, él no soportará este golpe,” suplicó Orhan, tratando de suavizar el corazón de Kazim. Sin embargo, la respuesta de Kazim fue solo una sonrisa de desdén. Miró fijamente a Orhan, con los ojos llenos de desafío, y dijo con voz firme: “¿Por qué debería preocuparme por él? Seyran es mi hija, y ella no vivirá ni un minuto más bajo este techo.”
Las palabras de Kazim fueron como una bofetada para Orhan, pero él no retrocedió. Aunque su corazón estaba lleno de preocupación, Orhan se mantuvo firme. Dio un paso adelante, bloqueando el paso de Kazim para que no pudiera regresar al salón. “Si quieres que Seyran se vaya, tendrás que pasar sobre mí primero,” dijo, con voz decidida.
Era la primera vez que Orhan se enfrentaba directamente a Kazim. Durante todos esos años, había aprendido a quedarse en silencio y aceptar las decisiones de Kazim, pero hoy, ya no podía. Su mirada decidida sorprendió a ambos. Kazim, quien siempre había tenido el control de cada situación, no podía avanzar ni un paso más.
El silencio entre ellos se alargó. Orhan no tembló ni un momento. Se mantuvo firme, como una muralla ante Kazim, quien podría haberlo empujado fácilmente si lo deseaba, pero en ese instante, Orhan sabía que había ganado, no con fuerza, sino con valentía.
Kazim lo miró fijamente, un asombro pasó por sus ojos. Era la primera vez en su vida que se enfrentaba a un hombre que se atrevía a desafiarlo, un hombre que siempre había considerado un perdedor. Pero ahora, Orhan había reunido el coraje suficiente para defender a la persona que amaba.
En la silenciosa casa, las palabras de Orhan resonaron como una declaración: no siempre es la fuerza la que vence, a veces basta un paso adelante, una decisión correcta para cambiarlo todo.