En la tranquila sala de estar, Ferit y Seyran estaban sentados uno junto al otro, pero entre ellos había una pared invisible de distancia emocional. Los recuerdos problemáticos del pasado de Ferit poco a poco se habían desvanecido, pero las brechas emocionales seguían allí. Seyran miró a Ferit, sus ojos llenos de dolor y rabia, como si esperara una explicación que sentía merecer. Rompió el silencio y dijo: “¿Aún no confías en mí?” Su voz temblaba, pero había determinación en ella.

Ferit bajó la cabeza, permaneciendo en silencio por un momento, como si tratara de reunir todo su coraje para responder. Suspiró, y su voz sonó cansada y confundida: “No es que no confíe en ti, es solo que… todo esto es demasiado difícil de entender.” Su respuesta echó más leña al fuego. La decepción en los ojos de Seyran se volvió aún más evidente. “Entonces, ¿sigues queriendo dudar de mí, verdad? Aunque te he dicho la verdad.” Sus palabras fueron como una daga en el orgullo de Ferit, haciéndole darse cuenta de que necesitaba hacer algo para cambiar la situación.

No queriendo que las emociones negativas siguieran creciendo, Ferit se levantó y se dirigió hacia el altavoz, poniendo una canción que sabía que a Seyran le encantaba. Las suaves melodías llenaron la habitación, aliviando la tensión en el aire. Se dio la vuelta y extendió la mano hacia Seyran, su mirada llena de sinceridad: “Si no quieres ver la película, está bien, pero ¿puedes bailar conmigo un rato?” Seyran todavía estaba enojada, pero la música y la mirada de Ferit hicieron que no pudiera rechazarlo. De manera renuente, puso su mano en la suya, y él la guió.

En cada paso de ese baile suave, ambos comenzaron a reconectar lo que se había roto entre ellos. Ferit se acercó y susurró: “Lo siento. Haré lo posible por confiar más en ti, porque te lo mereces.” Seyran lo miró, y las heridas en su corazón comenzaron a desvanecerse. Ya no necesitaban más palabras, solo dejar que la música dijera lo que no podían expresar. Ese baile no solo fue una reconciliación, sino también una promesa silenciosa de que juntos superarían los desafíos que les esperaban, con amor y comprensión.