Seyran estaba acostumbrada a ser cuestionada, pero esta vez, las dudas de Ferit superaron su límite de tolerancia. Sentía un dolor profundo al darse cuenta de que la persona que amaba no confiaba en ella. Cuando Ferit insistió en obligarla a admitir algo que no era verdad, Seyran, con el corazón desgarrado, se mantuvo firme. Con voz firme pero llena de sufrimiento, dijo: “Si no confías en mí, descubre la verdad por ti mismo”. Esas palabras, cargadas de desafío, empujaron a Ferit a tomar una decisión inesperada.
Ferit no dudó ni un segundo. Llamó de inmediato a Yusuf, el amigo en quien siempre había desconfiado en silencio, buscando respuestas a las sospechas que lo atormentaban. Con voz tensa, como si ardiera en llamas, le exigió: “Respóndeme, Yusuf. ¿Te has acostado con Seyran?”. Yusuf, enfrentado a la presión de la pregunta, sintió que lo empujaban a un precipicio peligroso. Decidió mentir, con la esperanza de que esa mentira mantuviera a Ferit lejos de Seyran para siempre. “Sí, estuvimos juntos”, respondió Yusuf con frialdad, sabiendo bien las consecuencias de sus palabras.
Las palabras de Yusuf fueron como una puñalada mortal, rompiendo toda confianza y esperanza. Seyran quedó paralizada, con la mirada perdida al escuchar la respuesta de alguien a quien siempre había considerado un amigo. Su corazón se rompió en mil pedazos, no solo por las dudas de Ferit, sino también por la traición de Yusuf, alguien en quien siempre había confiado. “¿Por qué haces esto, Yusuf? ¿Por qué juegas con mi honor?” – dijo Seyran entre sollozos, con la voz temblorosa por el dolor. Sus palabras resonaron en el aire, pero nadie podía responder, porque todos estaban atrapados en el caos que ellos mismos habían creado.
Ferit se quedó allí, en silencio, procesando lo que acababa de suceder. En su interior, comenzó a crecer un remordimiento profundo, al darse cuenta de que sus acciones habían llevado a los tres a un lío sin salida. Sus dudas, su impulsividad y su ira lo habían hecho perderlo todo. Pero, ¿habría alguna oportunidad de arreglarlo, de retroceder y salvar la relación? ¿O ya era demasiado tarde, dejando solo ruinas irreparables? Ferit miró a Seyran, con los ojos llenos de dolor, pero sin palabras que pudieran cambiar el destino que ellos mismos habían sellado.