Miriam, con una sonrisa radiante, le entregó el bolso de lujo a Gema. “Joaquín lo eligió para ti,” dijo, con una voz llena de emoción. Gema recibió el regalo, sintiéndose conmovida. El bolso era realmente hermoso y elegante, pero un pensamiento de duda cruzó su mente. “Es tan atento,” respondió Gema, intentando ocultar sus verdaderos sentimientos. Sin embargo, algo no le parecía bien.
Después de que Miriam se fue, Gema observó en silencio el bolso. Recordó cómo Joaquín solía no mostrar mucho interés por sus gustos. ¿Realmente lo eligió él? Un pensamiento se le cruzó: ¿habrá sido Miriam quien pidió a la secretaria de Joaquín que lo comprara?
Mientras tanto, en la iglesia, el padre Agustín trataba de convencer a Pedro de asistir a la boda de Mateo. “Pedro, eres el mejor amigo de Mateo, deberías ir a darle tu bendición.” Pero Pedro negó con la cabeza. “Sé que debería, pero temo que eso afecte mi matrimonio. Porque…” Pedro vaciló, sin poder decir más.
En el comedor, Víctor criticaba a Andrés por su actitud hacia María. “¿No te das cuenta de cómo tratas a María? Ella ha sacrificado tanto por la familia, ¿y tú…?” Andrés frunció el ceño y lo interrumpió. “¡No digas eso! He hecho todo lo que he podido. ¿Qué más se supone que debo hacer si María no puede quedar embarazada?”
Gema decidió confrontar a Joaquín sobre el bolso y su indiferencia reciente. Él parecía sorprendido y negó todo. Afirmó que fue él quien eligió el bolso y que la amaba. Pero Gema no creyó sus palabras. Decidió investigar por su cuenta y descubrió que la secretaria de Joaquín fue quien compró el bolso. La verdad salió a la luz, lo que puso en peligro la relación de Gema y Joaquín. Ella se sintió traicionada y profundamente herida, incapaz de perdonar las mentiras de él.