Después de que Jana rechazara rotundamente la propuesta de matrimonio del Marqués Manuel, el ambiente en el castillo se volvió asfixiante. Manuel, acostumbrado a ser mimado y nunca antes rechazado, se sintió profundamente herido. No podía entender por qué una chica como Jana se atrevía a rechazar a un marqués como él. Su orgullo herido lo hizo volverse frío y distante con Jana.
Jana, con el corazón pesado, salió en silencio de la habitación del Marqués. Sabía que su decisión provocaría muchas turbulencias, pero no podía hacer otra cosa. Su dignidad y su deseo de libertad la impulsaron a tomar esa elección. Jana comprendió que su amor por Manuel no era suficiente como para renunciar a sus propios sueños y aspiraciones.
Los padres de Manuel estaban furiosos con la actitud de Jana. Pensaban que esta chica era demasiado ambiciosa y no valoraba lo que tenía. Instaron aún más a Manuel a buscar a una chica que fuera más adecuada para su posición. Sin embargo, Manuel no podía olvidar a Jana. Comenzó a investigar sobre su pasado, tratando de entender mejor las razones por las que ella había actuado de esa manera.
Mientras tanto, Jana buscó consuelo en sus amigos cercanos. Ellos la animaron y la ayudaron a superar las dificultades y la tristeza. Jana empezó a concentrarse en su trabajo y en sus propios intereses, tratando de construir una nueva vida.