Seyran no podía soportar la idea de que Suna tuviera que casarse con alguien a quien no amaba, atrapada en una vida que su padre, Kazim, ya había decidido para ella. Determinada a proteger a su hermana menor de una vida infeliz, Seyran planeó con Ferit una atrevida huida: llevarse a Suna antes de que llegara el día de la boda. Con la ayuda de Ferit, los tres comenzaron a ejecutar el plan, con la esperanza de darle a Suna la libertad que se merecía.
Sin embargo, cuando Kazim se enteró de que Suna había huido con Seyran y Ferit, se desató una furia incontrolable. Para Kazim, el acto de Seyran no solo era una traición sino también una deshonra para la familia, una humillación intolerable. Su enojo no solo se dirigía a Suna sino, principalmente, a Seyran, a quien consideraba la mente maestra detrás de este escape que destruyó sus planes. Kazim juró que Seyran pagaría un alto precio por desafiar su autoridad.
Con toda la furia acumulada, Kazim decidió perseguir a sus hijas para traer de regreso a Suna y castigar a Seyran. Movido por el rencor y el deseo de restablecer su control, Kazim emprendió la búsqueda con una sola misión: hacer que Seyran se arrepienta profundamente por haber desafiado su voluntad.