Ferit y Seyran han pasado días felices juntos, pero las tormentas vuelven a aparecer cuando Seyran se queda en casa de sus padres para la ceremonia de pedida de mano de su hermana Suna. Para Ferit, esto es una oportunidad para escapar de la presión y evitar la realidad. Después de una fuerte discusión con Seyran sobre el beso inesperado de Suna, se siente herido y enojado. Entonces, Pelin, su exnovia, aparece en el momento adecuado, como un consuelo donde desahogarse y olvidar.
Esa noche, Ferit se sumerge en el alcohol, buscando olvidar las heridas y el sentimiento de traición. Le cuenta a Pelin sobre sus conflictos con Seyran, sobre sentirse atrapado entre el deber y el amor. Pelin, aunque preocupada por él, no puede detener a Ferit de embriagarse. Cuando toma las llaves del auto, Pelin entra en pánico e intenta persuadirlo de no conducir. Sin embargo, Ferit, obstinado, insiste en que está bien y decide conducir.
En el camino, la policía los detiene para un control de alcoholemia. Ferit, sin poder controlarse, intenta usar el nombre de su familia para evitar una sanción. “¿Sabes quién soy?”, dice, aunque la inseguridad en su voz traiciona su falsa confianza. La policía le confisca de inmediato la licencia y el auto.
En medio de la noche y en su estado de agotamiento, Ferit se da cuenta de que no solo ha perdido su licencia, sino también la confianza de las personas que ama. Pelin, quien ha sido testigo de todo, se da cuenta de que Ferit ha cambiado demasiado en comparación con el hombre que ella alguna vez amó. Esa noche, Ferit no solo pierde su honor, sino que también se da cuenta de que la traición no es solo una acción, sino también la destrucción de la confianza y el amor.