En el último capítulo de Una nueva vida, Seyran enfrenta la decisión más difícil de su vida: sacrificar su dignidad para salvar a su hermana Suna. Todo comenzó con el beso impulsivo de Suna a Ferit, un acto que desencadenó una serie de eventos dolorosos y destructivos. Tras la brutal paliza que su padre Kazim les dio a ambas hermanas, Seyran siente que su mundo se ha derrumbado.
En medio de una acalorada discusión con Ferit, Seyran recibe una llamada que le hiela la sangre: Suna, rota por el dolor, le cuenta que su padre ha decidido casarla con un hombre mayor y desconocido, con un hijo de un matrimonio anterior. La desesperación de Suna es evidente, y amenaza con suicidarse si es obligada a este matrimonio. Ante el temor de perder a su hermana, Seyran se ve acorralada y busca la ayuda de Ferit.
Sin embargo, la relación entre Seyran y Ferit está rota, llena de resentimiento y enfrentamientos constantes. En vez de brindarle su apoyo incondicional, Ferit le pone una condición desgarradora: si Seyran quiere que él intervenga para salvar a Suna, ella debe acostarse con él. Este ultimátum deja a Seyran conmocionada, enfrentada a un dilema desgarrador entre su dignidad y la vida de su hermana.
En un momento de soledad, Seyran toma una decisión dolorosa: sacrificar su propia voluntad para salvar a Suna. Buscando fuerzas en lo más profundo de sí misma, toma un picardías guardado en su ajuar y se encierra en el baño, luchando internamente con sus sentimientos y el precio de su sacrificio. La escena culmina en un instante de máxima tensión, revelando hasta dónde está dispuesta a llegar Seyran para proteger a su hermana, incluso a costa de su propia integridad.
La tragedia y la tensión están en su punto máximo en Una nueva vida, dejando a los espectadores ansiosos por ver si este sacrificio realmente salvará a Suna o si traerá nuevas complicaciones para todos los involucrados.